El mundo desde mi pecera

"Dicen que la memoria de algunos peces apenas supera unos pocos segundos. Tiene gracia si vives en una pecera: a cada vuelta, puedes descubrir y descubrir, una y otra vez, el mismo castillo sumergido. También tiene su inconveniente siniestro. La memoria del pez es tan corta que, a cada rato, debe acordarse de respirar. Toda su vida se resume en una infinita sensación de ahogo."

martes, 9 de octubre de 2012

El curandero.


Cómete los secretos que esconde debajo de su almohada.
Bebe el jugo de su nombre y luego escribe
con letras amarillas sobre el muro que los separa.
Invítalo a comer de tus ojos y
cuando llegue la tarde, inúndalo de viento y primavera.
Pero luego, cuando la oscuridad de la noche
se asome por tus manos, mátalo en silencio,
porque no hay peor mal que aquel que se disfraza de curandero.












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