El mundo desde mi pecera

"Dicen que la memoria de algunos peces apenas supera unos pocos segundos. Tiene gracia si vives en una pecera: a cada vuelta, puedes descubrir y descubrir, una y otra vez, el mismo castillo sumergido. También tiene su inconveniente siniestro. La memoria del pez es tan corta que, a cada rato, debe acordarse de respirar. Toda su vida se resume en una infinita sensación de ahogo."

martes, 31 de enero de 2012

Conversación circunstancial n° 2



- Qué colectivo esperás?
-Disculpe pero no lo conozco, acaso le importa?
- Disculpe Usted señorita, no quise molestarla, es que hace rato que estoy aquí en la parada, no pasa ninguno y ya empieza a llover.
- Discúlpeme a mi, la inseguridad en Kuwait me tiene a la defensiva. Hace un rato pasó un yate rojo, pero era larga ditancia, Usted hasta dónde va?
- Voy hasta Katmandú, acá nomás!
- Pero mire que casualidad, yo también! es la lancha amarilla que pasa en 5 minutos, no desespere que ya llega y además la lluvia ya está amainando, parece que empezará a nevar.
- Raro no? con este calor! 34°, el tiempo está loco, loco!!. Gracias por la información, podemos compartir asientos si hay desocupados y no le molesta, mi nombre es Pancrasio de la Serna y Bustamante, mucho gusto!
- Yo me llamo Ernesto, Lolo me dicen mis amigos.
- Un gusto Lolo!, ahi viene la lancha!!
- No, esa es la naranja, la que va a Fidji, pero atrás veo llegar la nuestra, arrímese que si no nos ven siguen de largo y el próximo pasa dentro de cuatro años.
- Ahi llegó, subamos; tiene asientos para los dos!
- le gusta tejer? traje una revista de tejidos para el viaje.
- Ayy yo traje una de técnicas de lanzamiento con jabalina.
- bueno las intercambiamos quiere?
- que buena idea, la verdad una suerte haberla conocido en este viaje señorita.
- Señora, me casé el año pasado.
- Ayy, yo me caso el próximo y todavía no me decido por el vestido, cuántas cosas para hablar vamos a tener en el viaje, que plácer!
- La verdad un gusto Lolo!
- Cuando lleguemos a Katmandú nos tomamos unas cervecitas dale?
- Genial ! , mejor cerrá la puerta, está entrando la nieve y ya empezó el tsunami.
- que clima loco, locoo!!!!








La llave




Era una llave como cualquier otra,
sólo abría árboles, ríos, montañas...





Justina o los infortunios de la virtud.

" Ahora te pido una respuesta. Un eco infinito a los que me has enseñado. Tu nombre me pesa en la garganta y se consume mi cuerpo como una explosión de silencio. Háblame con la sangre , con las cenizas de tu pluma , con tus yemas circulando mis poros...háblame de los filos con que me has atravesado...búscame antes que sea cenizas , antes que el aroma de la tinta de mi sexo se acongoje , búscame antes que mis ojos pidan clausura...pero sólo búscame si tienes el valor de enfrentar a una mujer que está a punto de desatarse"...palabras de Justine a Sade


lunes, 30 de enero de 2012

Conversación circunstancial n°1



-Esto es una locura!!
-Callate Napoleón!!
-A mi no me hagás callar, que seas dios no te da ningún derecho!

Ayúdame Freud !!

Ella era como yo, se parecía en casi todo menos en la mirada. si bien teníamos los mismos ojos y al mirarnos no encontrábamos diferencia, la había… su mirada era más fría, más oscura, más penetrante. Cuando noté que sus ojos se habían fijado en los míos comenzé a incomodarme, ella me daba miedo, algo me decía que no debía confiar, que debía alejarme. Comenzé a girar y noté que ella hacía lo mismo, me volví. Porqué se marchaba si intentaba intimidarme? Volvió  a clavar sus ojos en mí, esta vez con más frialdad, más oscuros, hasta con un toque de enojo.
-No me das miedo!, le grité mintiendo y giré para marcharme, pero noté que ambas hicimos lo mismo y ambas nos volvimos a un mismo tiempo. Me acerqué más a ella, ella se acercó,
- Te odio, me dijo.   
Noté que su ira se había transformado en tristeza.             
- No entiendo, no me conoces, porqué me odias?.              
- Tan tonta eres, no te has dado cuenta? te odio porque tú eres yo.
Acerqué mi mano y toqué el frío espejo. Giré para marcharme pero me volví y le dije:
- lo siento, nunca quise convertirme en esto que soy.
Y llorando ambas nos marchamos en silencio.